lunes, 9 de abril de 2007

Correos y mi mala suerte

El otro día hice mi primera venta en ebay, un cable módem que ya no uso. ¡Felicidades!, me dije. Nada más lejos de la realidad.

Una vez completada la transacción y comprobado que el comprador había realizado el pago, hice el preceptivo paquete y lo envié por Correos mediante carta certificado. Incluso, para quedar bien y dar un buen servicio, le mandé un correo al comprador con la referencia del envío, para que lo pudiera seguir en la página de correos.

No sé que daría por haber inmortalizado mi cara cuando días después miro en mi buzón y ¿que encuentro? Un aviso de entrega de un paquete. ¡Coño, pero si el remitente es quien me compró el módem! Un momento, aquí falla algo.

Pues sí amigos, da igual que el paquete tuviera dos pegatinas, una con una etiqueta bien grande donde ponía REMITENTE, y otra donde ponía DESTINATARIO, ambas con los respectivos datos; da igual que además tuviera otra pegatina con un código de barras y el número del envío, donde quedan registrados todos los datos del paquete. Da igual. La primera pegatina que leyeron fue la que importó. Si hubiese puesto una dirección de China, allí lo habrían mandado.

Hoy lo he vuelto a enviar. Esta vez con carácter urgente. Me han cobrado la diferencia. Ante mi queja, el funcionario exclama: 'Hombre, le estamos descontando el anterior envío, ¿que más quiere?'. Pues que lo hagan bien a la primera, nada más.

Mucho me temo que esta historia no ha hecho sino empezar.

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